jueves, 22 de diciembre de 2011

Crepúsculo vertical.

Mi cama flotaba inmóvil sobre un mar sin orilla, sin oleaje y sin ruido. Yo, medio tendida, medio incorporada, contemplaba la infinita llanura de agua quieta, ahora convertida en plasma, y un sol inmenso incendiaba mi horizonte. Había dejado de pensar y de sentir. Y el tiempo, mi viejo enemigo, se había deshecho y desaparecido, como una nube de niebla ante la luz. Era una radiación que avanzaba y absorbía la cama. Empecé a girar en un amplio remolino y,  dando vueltas, me hundí.

1 comentario:

  1. Me encanta, hay algo en los paisajes infinitos que los hace especiales y creo que lo has plasmado con mucha naturalidad en tu mar estático.

    Cambiando de tema, ayer encontré un ZEN STONE que debe ser tuyo, si te interesa recuperarlo ponte en contacto conmigo storywritervideoworks@hotmail.com.

    ResponderEliminar